¿Hay algo más arrebatador e irresistible que la sensualidad de una mujer joven? Ésa es una de las bazas con las que cuento para resultar una chica muy atractiva: la edad. Pero no sólo la edad cuenta a la hora de ser una acompañante de auténtico lujo. También cuenta la belleza natural, la educación, el saber estar, la simpatía... Yo tengo todo eso y por eso me considero una acompañante auténticamente top, ese tipo de cómplices que saben cómo acelerar y calmar los latidos y que siempre deja en los demás una huella imborrable de dulzura y pasión. Mi nombre, Angie, es sinónimo para muchos de gozo y diversión.