Sensualidad y mucho estilo. Eso es lo primero que divisa quien se acerca a mí. Después, conforme me va conociendo, va descubriendo el resto de mis encantos. Mi simpatía, por ejemplo. O mi forma de ser cariñosa y, al mismo tiempo, traviesa: un cóctel que resulta tan atractivo como adictivo. Me llamo Cleo, soy chilena, y en mí se juntan todas las virtudes que atesoran las acompañantes de lujo más auténticamente tops. Quien me trata no tarda en volverse adicto a mis encantos.