La vida puede vivirse de muchas maneras. Las mujeres que sabemos extraerle todo su jugo somos especiales. Por eso conocernos y tratarnos implica descubrir qué maravilloso puede ser el mundo cuando nosotras estamos al lado. Yo soy de ese tipo de chicas, de las que gozan (y hacen gozar) la vida a tope. Quizás sea debido a mi condición latina. Quién sabe. El caso es que quien me conoce y trata encuentra en mí a la compañera con la que siempre soñó, la cómplice tan sensual como cariñosa con la que vivir las mejores aventuras y las más gratificantes experiencias que un hombre puede soñar. Cuando uno de esos hombres me descubre, mi nombre, Soraya, pasa a formar parte de su agenda como sinónimo perfecto de felicidad.